Mi memoria es un mosaico de acontecimientos

La memoria es la gran embustera. Quizá hay algunos individuos cuyas memorias actúan como grabaciones, con registros diarios de sus vidas con todos los detalles incluidos, pero yo no soy uno de ellos. Mi memoria es un mosaico de acontecimientos, de sucesos discontinuos cosidos toscamente: las partes que recuerdo las recuerdo con precisión, mientras que otras secciones parecen haber desaparecido por completo.


De “Misterios de un asesinato”, por Neil Gaiman. Relato incluido en  "Humo y espejos".

Sólo hay que pensar en el paso siguiente.

—Ves, Momo —le decía, por ejemplo—, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla.

Miró un rato en silencio a su alrededor; entonces siguió:

—Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.

Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:

—Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.

Volvió a callar y reflexionar, antes de añadir:

—Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.

Después de una nueva y larga interrupción, siguió:

—De repente se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta cómo ha sido, y no se está sin aliento.

Asintió en silencio y dijo, poniendo punto final:

—Eso es importante.


Beppo Barrendero, personaje de “Momo”, por Michael Ende.

Crecer es ir al zoo y solo ver barrotes.


Primera visita al zoo

Tenía doce años y mi madre
me regalaba un mundo para mí:

‒¿Si la tristeza fuese un animal?

 ‒Si la tristeza fuese un animal...
 pues un escarabajo.

Y entonces le contaba que había días
en que ese escarabajo fabricaba
una bola muy grande en mi garganta.

Los ojos de mi madre eran de búho.
Parecía entenderme sin hablar.

 ‒¿Y cómo te imaginas ser mayor?

No sé qué respondí,
tenía doce años:

aún no comprendía que crecer
 es ir al zoo
         y sólo ver barrotes.

Poema extraído del libro “Arquitectura yo” de Josep Mª Rodríguez.
Enlace